Y en Navidades siempre llega ese momento en el que te das cuenta de que no quieres llegar a ser famosa sólo por que no enseñen a tu familia por televisión. Porque te das cuenta de que cuando les pregunten algo gracioso sobre ti, no van a saber responder porque nunca han estado contigo más de dos horas seguidas, y que, como no, esas dos horas solo son para hablar del tiempo o para culparte de lo mal hija que has sido.
Y entonces, te das cuenta de que, en realidad, no tienes familia. Porque mi definición de familia no es esa y porque cuando me vaya, no volveré, y no les echaré de menos.
Triste pero cierto. Prefiero un conejo a mis padres. Prefiero vivir en cualquier parte del mundo yo sola a tener que vivir un día más aquí.
Solo me queda un año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario