domingo, 10 de abril de 2011

La piel

Al final del día te tumbas. Quieres descansar pero te pones a pensar. Y piensas. Y piensas. Y piensas. Lo que has hecho, todo lo que te queda por hacer. Te preocupas, te relajas, te preocupas. Y piensas.

Y de repente, te quedas un segundo mirando tu piel. Brilla. Brilla con la luz de la noche. Parece suave. Miras los pequeñísimos surcos que hace. Y piensas. Porque no sabes donde empiezan. Porque tampoco sabes donde terminarán. Y solo piensas en tu piel.


Y de repente te quedas dormida.

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